Un día, hace no mucho tiempo, un hombre que se apoyaba contra un Roble Albar, en un viejo parque de Surray, escuchó lo que el árbol pensaba.
Eran sonidos muy curiosos, pero los árboles piensan, como se sabe y algunas personas pueden entender lo que éstos piensan.
Éste viejo Roble, y era un Roble muy viejo, se decía para si: "Cómo envido a las vacas del prado que pueden andar por todo el campo, y aquí estoy yo; todo alrededor de mi es tan hermoso y maravilloso, los rayos del sol y la brisa y la lluvia y sin embargo estoy enraizado en éste lugar."
Y años más adelante, el hombre descubrió que en las flores del Roble Albar había un gran poder, el poder de curar a mucha gente enferma, y de éste modo recolectó las flores del Roble y las convirtió en medicina.
Y muchísimas personas fueron curadas y volvieron a sentirse bien.
Algún tiempo después de ésto, en una calurosa tarde de verano, el hombre estaba reclinado al borde de un campo de trigo, muy próximo al sueño, y escuchó a un árbol pensar y algunas personas pueden oír el pensamiento de los árboles.
Y el árbol hablaba con sigo mismo muy sosegadamente y decía: "Ya no envidio a las vacas que andan por los prados, ahora puedo ir a los cuatros puntos cardinales y curar a los enfermos."; y el hombre miró hacia arriba y descubrió que era un Roble Albar el que estaba pensando
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