Un cerro de Coyhaique tiene antes de llegar a la cumbre, estampada una mano negra, la que apareció después de que un hombre se tendió a dormir, sobre su manta a media falda del cerro.
El hombre sintió que se hundía, que la tierra se lo tragaba y en su desesperación comenzó a levantar los brazos queriendo asirse a algo para levantarse y profiriendo espantosos gritos.
En su angustia estiraba la mano temblorosa, quería aferrarse, pero se sumió. Y esa es la mano de él, que refleja una mano hecha de terror.
El hombre sintió que se hundía, que la tierra se lo tragaba y en su desesperación comenzó a levantar los brazos queriendo asirse a algo para levantarse y profiriendo espantosos gritos.
En su angustia estiraba la mano temblorosa, quería aferrarse, pero se sumió. Y esa es la mano de él, que refleja una mano hecha de terror.
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